Isabel Tejerina Lobo isabel.tejerina@unican.es
Textos iniciados en el Taller de Microrrelatos de
la escritora argentina Ana María Shua. Posteriormente, reelaborados.
UIMP, 29 de agosto-2 de septiembre de 2011
AUTOPRESENTACIÓN
Tengo mis raíces en la cuenca minera asturiana,
aunque vivo en Cantabria hace la friolera de cuarenta años. Casada, pero feliz,
y un tesoro de dos hijas. Algún día me gustaría disfrutar, no cuidar, de varios
nietos. Estoy prejubilada, por lo que me dedico esencialmente a mis placeres;
el mayor es, por cierto, con el que me he ganado la vida en mi dedicación
universitaria: la literatura.
Me definen como una rebelde, apasionada,
luchadora. Una oveja negra más de la clase media que se pasó en el franquismo
al vencido bando de los rojos. En la capital santanderina, de tradición muy
conservadora, muchos se asombraron de que el pueblo me eligiera como concejala
por la izquierda más radical para su primer ayuntamiento democrático, pero a
pocos sorprendió que un célebre alcalde cacique me destituyera por subversiva.
Mi nombre es Isabel y mucha gente me conoce, la mayoría sólo de oídas, por La
Tejerina.
ANUNCIO POR PALABRAS
Se vende portentosa máquina cuenta-chistes.
Garantizamos 2 años de alegría desbordante. Si
usted carece por completo de sentido del humor, le prestamos risas a un módico
precio los fines de semana y se las regalamos los días laborables.
COLCHÓN PICOLINFLEX
(Publicidad para TV)
1ª secuencia.
Video: Una pareja discute acaloradamente.
Él se marcha de la habitación dando un fuerte
portazo.
2ª secuencia.
Video: Llaman al timbre de la puerta.
Ella abre y entran 2 mozos con mono de trabajo y
gorra de visera donde se lee el rótulo “Picolinflex”. Introducen en la casa un
enorme colchón de inmaculada blancura.
3ª secuencia.
Video: La pareja duerme. Abrazados, relajados. Se
despiertan, se miran, sonríen al mismo tiempo. Audio: suena de fondo una música
muy sensual.
4ª secuencia. Audio: Voz en off, cálida y
sugerente: Picolinflex es la garantía de tu descanso, la llave de tu placer, el
seguro de tu felicidad. Déjate llevar por las sensaciones. Con Picolinflex
alcanzarás el pico de tu clímax desde la primera vez.
DOS SUEÑOS Y UNA PESADILLA
· Soñó que
escribía un microrrelato perfecto. Cuando intentó recordar el sueño, le salieron
cuatro páginas completas y sin ninguna gracia.
· Soñó que
soñaba que no podía soñar. Despertó del sueño y se dedicó a soñar despierto.
· Aquella noche
soñó que la pesadilla de la crisis sólo era una pesadilla nocturna. Jovial y
animoso se dispone a desayunar frente a la televisión. ¡Se acabó la alegría! Encima
las galletas estaban blandas y los cereales caducados.
ALEGATO DE UN MALNACIDO
Situación: Una periodista entrevista en su celda
a un recluso pendiente de juicio. Éste es su texto para el periódico:
Las cárceles modernas se parecen poco al
estereotipo literario que todo el mundo comparte o a los lóbregos calabozos de
los tiempos de nuestra dictadura, por poner un ejemplo conocido. Están limpias,
asépticas, casi luminosas. Pero la atmósfera resulta igual de asfixiante.
- Buenos días.
¿Tendría usted inconveniente en contestarme a unas preguntas?
- Depende
de las preguntas.
- Según la
acusación, es usted autor de 80 violaciones y 50 asesinatos de mujeres entre 20
y 40 años. ¿Es eso cierto?
- Una mentira
como una catedral. El cabrón del fiscal pretende endosarme justo el doble para
pedirme la pena máxima. Yo sólo he violado a 40 chavalas y matado a 25 en
total. ¡Y ninguna pasaba de los 30 años! ¡No faltaría más!
- Dígame, ¿por
qué lo hizo?
- Eran
todas unas putas. Tenías tú que ver cómo disfrutaban, las muy guarras. El sol
que entraba por el ventanuco de la celda iluminó su gesto canalla. Me hubiera
gustado poder estrangularle allí mismo. Casi se me olvida que siempre he estado
contra la pena de muerte. Así que recogí mis bártulos y salí de estampida.
UIMP
El idílico paisaje de parque y playa, que el
pueblo soberano, y pagano mediante suscripción popular, disfruta por fin a sus
anchas, corona su cumbre con un palacio de cuento, cuya puerta está custodiada
por guardias de seguridad y celadores de corbata. Los habitantes de la diminuta
península, hadas, elfos y duendes, recostados en el césped o colgados de las
columnas del pórtico de piedra, contemplan divertidos el enojo de los
ciudadanos y turistas contrariados por la inesperada prohibición de acceder al
recinto aristocrático. Más tarde observan que algunos individuos de variado
porte e indumentaria entran y salen sin dificultad. Todos ellos llevan un
extraño salvoconducto, una especie de escapulario de llamativo color azul del
que pende una tarjeta de identidad con un ostentoso código de barras. Algunos
se lo cuelgan y descuelgan todo el rato, incómodos por ese sello mercantil
indicador de que la actividad académica también es un producto comercial que
ellos, profesores y alumnos, venden o compran.
POR LA MAÑANA
Rebullen un rato acostados, luego se yerguen, y
abriendo y cerrando la boca muchas veces, se quitan una piel de distintos colores.
Entonces descubres un cuerpo diferente, de una sola pieza y de tono rosáceo. Con
los ojos semicerrados, pasan a otra estancia a trompicones, soltando algún
bufido de traducción imposible. En ese lugar hay otro receptáculo muy pequeño
al que acceden dando un saltito. Hacen un movimiento giratorio sobre un objeto
brillante hasta que una materia incolora, como un polvo de estrellas, les cae
encima. Parece que les produce un gran placer porque sonríen y emiten unos
gorjeos cantarines a todo volumen que despiertan a su vez voces furibundas y
violentos golpes en la pared contigua. Entonces enmudecen de inmediato. Se
colocan de nuevo encima otra piel, -hay disfraces variopintos-, fruncen el ceño
y ya no vuelven a sonreír más durante todo el día.
LA DERROTA DEL UNICORNIO
El unicornio apareció en la playa luciendo su
deslumbrante belleza. Durante todo el día paseó al trote, la piel lustrosa, el
largo cuerno resplandeciente, la airosa cola al viento, sintiendo en sus patas
el frescor del agua. Cuando el sol ya se hundía en el horizonte, perdida la
esperanza y la compostura, se sumergió en el mar y se ahogó en su llanto. Había
comprendido que su idolatrada virgen, tras despertarle, se había enamorado de
un caballo de verdad.
SABIOS
REUNIDOS EN SANTANDER
Cuenta la leyenda que un rey, que habitaba un
majestuoso palacio en la cima de una península tocada por la gracia de la
naturaleza, poseía un objeto mágico, al que tenía en gran aprecio. Se trataba
de una luminosa bola de cristal, que respondía con presteza y acierto a sus
numerosas dudas y resolvía todos los misterios del Universo. Un día, sin razón
comprensible, la esfera omnisapiente se apagó para siempre. El monarca no se dejó
abatir por ello y convocó de inmediato a todos los sabios del mundo. Allí llegaron,
desde lejanos países de Oriente y de Occidentes, los más famosos y eminentes en
todas las ramas conocidas de las ciencias y de las artes. Han pasado muchos
años desde entonces y los doctos eruditos siguen reuniéndose, siempre en
verano. Aún no han resuelto de modo definitivo ninguna pregunta fundamental,
pero disfrutan juntos de la singular belleza del lugar y del lujo de sus
aposentos, manteniendo la esperanza sobre sus saberes en la medida suficiente
para que la república primero y luego un sucesor no dinástico de aquel rey
legendario les convoque de nuevo cada año.
EL REFRÁN MIENTE
Todos los días se levantaba de madrugada y
llegaba el primero a la larga cola de la Oficina de Empleo. O le sobraba edad o
le faltaban años. O no daba el perfil o tenía demasiado currículum. Cuando se
le acabó el subsidio del paro, también se agotó la poca fe en Dios que le
quedaba.
(Por si acaso, el refrán es: “A quien madruga,
Dios le ayuda”).
EL SECRETO DE EDIPO
Edipo nunca se arrepintió de matar a su padre
porque él se lo había buscado y estaba harto de su esposa cuando descubrió que
era su madre. Ciertamente, experimentó un gran dolor al arrancarse los ojos,
pero fue mayor su placer al convertirse en un mito universal engañando a toda
la humanidad a lo largo de los siglos.
EL PASTEL DEL 15-M
Preparación:
En una emulsión de papagayos y cotorras se ponen
a macerar durante varias horas los dos partidos mayoritarios. A continuación se
bate bien la tabarra bipartidista con una ristra de políticos corruptos,
especuladores avarientos, jueces serviles y tertulianos ignorantes a cuya
mezcla se le incorpora poco a poco unas gotas de amarillismo sindical. Sobre
esta masa compacta se vierten salarios precarios, recortes sociales, deudas
hipotecarias y al final añadimos una cantidad generosa de parados de larga
duración y de jóvenes sin futuro. Se lleva al punto de ebullición y se deja
cocer a fuego lento. También se puede hacer en una olla a presión. Lo pasamos
todo por una batidora y seguidamente por el pasapurés. En un recipiente con
forma de plaza se sofríe esta pasta recalentada con un vaso grande de
indignación ante los mercados, 8 cucharadas soperas de medidas urgentes, 500
gr. de democracia real y un sobre de levadura de lucha pacífica. Se hornea en
la red a temperatura media y al final se gratina en asamblea.
Presentación:
Se sirve adornado de consignas ingeniosas, jarabe
de palo en los discursos, galletas de propuestas y unas guindas de entusiasmo juvenil.
Este pastel hay que servirlo caliente, por lo que
necesita una fuente que mantenga el fuego del debate político en el sentido
digno de la palabra.
SIN ESPERANZA
Sentado en la terraza del café, bebía a pequeños
sorbos su Martini. El sol caldeaba su prominente calva y se posó en aquella
oronda panza que tanto odiaba. Miró con nostalgia la esbelta figura de la joven
que nunca aceptaría una invitación para sentarse a su lado. Supo que tampoco
aquel día cumpliría su débil propósito de dieta baja en calorías y llamó al
camarero para pedirle unas aceitunas rellenas de anchoa y el segundo vermut de
la mañana.
LA APRENDIZ DE ESCRITORA
Cuando se propuso intentarlo, metió en su bolso
una libretita de anillas y anotaba en cualquier momento palabras sugerentes,
imágenes, sensaciones, posibles historias. Pero no se atrevía a empezar nada en
serio, porque se inclinaba a pensar que es preferible no escribir nada a que te conozcan por lo mal que
escribes. Le pesaba mucho aquello que dijo Jean de La Bruyère: “Escribir bien
es gloria y mérito de algunos hombres; de otros sería gloria y mérito no
escribir nada”. Además comprobaba a menudo que casi tan difícil como escribir
bien es que alguien desee leer lo que has escrito.