lunes, 23 de diciembre de 2013

PINILLA Ramiro, Aquella edad inolvidable


            Es la última novela  (Tusquets, Barcelona, 2012) de este peculiar escritor (Bilbao, 1923), a quien descubrí hace años con “La higuera”, Premio Nacional de Narrativa 2006, una conmovedora historia sobre la memoria de la guerra civil, en torno a la venganza y el perdón.

            Y quién me iba a decir a mí que me iba a gustar, y mucho, una obra en la que el fútbol es un ingrediente fundamental, a mí que aborrezco el “deporte rey” por su omnipresencia forzosa en nuestra vida cotidiana.

            Pero es que el fútbol en esta novela de Ramiro Pinilla está lejos del actual juego de las estrellas mediáticas millonarias para encarnar la afición apasionada por un equipo que salía de la propia cantera y que con sus triunfos enarboló entre vítores la revancha de un pueblo vencido y reprimido brutalmente. Quiero decir que los vascos de la posguerra (y también muchos aficionados al balompié  de allende sus fronteras) cifraban en las victorias del Athletic de Bilbao su orgullosa identidad nacional y también su antifranquismo frente a un Real Madrid que representaba los colores del Régimen odiado.

            Aunque el fútbol es aquí sólo el marco sociopolítico, lo que importa es el futbolista. La desdicha de Souto Menaya, “Botas”, héroe del Athletic, porque es el que mete de cabeza el mítico gol contra el Real Madrid para alzarse con la Copa del Rey y porque tamaño triunfo sucede... en el año 1943. Y desde la gloria, la invalidez y el retiro forzoso a la miseria, el descenso a los infiernos del infeliz muchacho. 

            Su lucha vacilante contra la tentación deshonrosa no elude la desesperanza de los sueños rotos y pienso que su verdadera grandeza reside en que mantiene su dignidad incluso más allá de la pérdida de la inocencia y de la fe compartida con el sentimiento de su pueblo.

            Una historia emocionante en la sencillez y desamparo de un ser humano que al final sólo se tiene a sí mismo para salvaguardar su propia estima y la de todos.

            Además de cuestiones trascendentales sobre los desengaños de la vida, el texto de Pinilla remeda con viveza el habla popular y la salpica con vocablos vascos de marcada eufonía como “las excursiones de mendigotzales” o “los zurriburris de piernas, culos y caderas” para meter los goles; recuerda la nómina de los primeros jugadores que no cobraban un céntimo y hasta se compraban las botas: Guinea, Alzola, Orbe, Ugalde, Ledo o nos revela graciosas curiosidades como la del famoso “alirón”:


            ¿Sabes de dónde viene el alirón? Lo inventaron los mineros. Cuando sacaban una buena veta, el ingeniero escribía encima con tiza “All Iron”, que en inglés significa “todo hierro”. Los mineros saltaban porque cobraban jornal extra y el alirón corría por la mina. Así pasó al “alirón, alirón, el Athletic campeón”. (p. 20)