jueves, 26 de septiembre de 2013

GELMAN Juan y BAYER Osvaldo, “Exilio”

            Planeta, Buenos Aires, 2006. La 1ª ed. es de 1984. (BUC. 9gc, GEL, J.)

            Se unen el gran poeta (Buenos Aires, 1930) y el periodista comprometido (Santa Fe, 1927), ambos exiliados, los dos víctimas de la despiadada dictadura argentina. Son textos pertenecientes a varios libros reunidos aquí bajo este título.

Gelman, que perdió a su hijo y a su nuera en aquella tragedia de los “desaparecidos” en Argentina, desgrana sus versos y sus prosas poéticas llenos de dolor y melancólica lucidez. Bayer tiene una voz poderosa que denuncia y juzga, tanto a los argentinos como a los alemanes, la tierra de sus antepasados. Acusa, por ejemplo, a Borges porque “dio su total apoyo a la dictadura militar” y al “democrático” Gobierno alemán por condecorarle (pág. 111). Son dos testimonios diferentes y dos formas distintas de rebeldía.

El libro constituye un alegato conmovedor contra la destrucción de los valores de una humanidad pisoteada por los militares golpistas.

Una cita de Osvaldo Bayer, represaliado en Argentina por su defensa de los pueblos originarios, revela, con imágenes poéticas, su fe de resistente en la fuerza del compromiso:

“La vida no se rinde. Por cada bala que busca la muerte, una brizna de hierba rasga la tierra para gozar de la brisa.” (pág. 172)


MUNRO, Alice, “El progreso del amor”

            Editorial RBA, Barcelona 2009 (1ª ed. 1985)

            Alice Munro (Ontario, 1931) es una de las escritoras de relatos breves más reconocidas de la literatura contemporánea.

            Este libro lo constituyen 11 cuentos independientes y con título propio, todos interesantes. Lo singular de esta canadiense es que su literatura engancha sin que las historias tengan una intriga que supere las incidencias comunes de la vida cotidiana. Ahí está precisamente uno de sus principales atractivos. Los personajes viven y sienten de manera parecida a todos nosotros.

            Munro sabe encantarnos con el retrato psicológico de la gente corriente y llevarnos de la mano por los ambientes, casi siempre rurales, con un singular dominio porque es una maestra del detalle.

            Escribe de un modo directo, resuelto, sin prejuicios, con un ojo y un oído atentos a todo lo que ocurre en el minuto del día a día. Es la inmediatez de la vida y la transparencia de su pluma lo que nos emociona.

            Recojo en la siguiente cita textual una muestra de su inusual franqueza, en relación con el tema de la religión:

            “Lo lógico habría sido que mi madre hubiera opinado de otra forma, ya que ella había sido maestra, pero decía que eso a Dios no le importaba. A Dios no le interesa el trabajo que desempeñas ni la educación que recibes, me decía. No le importa tres pepinos, y lo único que importa es lo que a Él le interesa.
         Fue la primera vez que comprendí que Dios podía convertirse en un enemigo real, no solamente en una pesadez o un enorme motivo decorativo.” (p. 20).

GÓMEZ ARCOS, Agustín, “El cordero carnívoro”

     Edit. Cabaret Voltaire, Barcelona, 2007. (1ª ed. Ed. Stock, 1975) (BUC. LHg, GOM, A.)

       Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933-París, 1998) es un autor muy reconocido en Francia, donde se instala desde el año 1968. Se dedicó también al teatro con gran éxito (Premio Nacional Lope de Vega en dos ocasiones), pero sus obras son prohibidas en nuestro país por la censura. Ésta es la primera novela que se traduce al español, casi 10 años después de su muerte y más de 30 desde su primera edición. Lo hace con un elogioso prólogo de otro famoso escritor de su misma orientación sexual, Luis Antonio de Villena.

       Es el relato más provocativo y escabroso que he leído sobre la homosexualidad y el incesto entre dos hermanos. Muy bien escrito, políticamente incorrecto y sin pelos en la lengua.
       Narra la vida de un muchacho desde su nacimiento hasta los 25 años.
      Ambientada en Andalucía, seguramente la ciudad de Almería, desvela de modo descarnado las relaciones sexuales y el amor prohibido. También reflexiona sobre la represión feroz tras la guerra civil, la religión y los curas, la falta de libertad o la miseria moral del Régimen…, entre otras infamias en la España de la dictadura franquista.

       La siguiente cita recrea con procacidad la escena del bautismo del protagonista:

       “Mientras realizaba aquellos ritos, mi hermano Antonio me acariciaba suavemente las nalgas y, con uno de sus dedos, buscaba con aplicación mi agujero más secreto. Me sentía invadido por el juego del placer y creo que algo parecido al éxtasis, me bañó la cara, ya que el señor cura dijo:
        -Veo, hijo mío, que empiezas a creer en Dios. Te conviertes en Su criatura.” (p. 196).

       En el siguiente párrafo, el personaje del cura Don Gonzalo, un momento después de intentar sodomizar al niño protagonista, le dirige, muy en la línea del nacional catolicismo ultra, estas palabras que me parece que no tienen desperdicio:

       “La mayoría de vosotros pertenecéis a familias sanas, que participaron y sacaron adelante a nuestra Cruzada. Pero hay algunos que, sin tener culpa de ello, proceden de ese tumor herético que extirpamos definitivamente del cuerpo de la nación en 1939. Así que a ésos me dirijo de manera especial. No quiero que la derrota familiar envenene su juventud. Por el contrario, la victoria de toda España –de la verdadera España- debe ser fuente de salvación. La paz que hemos construido con el esfuerzo de nuestras manos es para todos, ya que ahora estamos todos del lado de la verdad y de la justicia. Los que no querían esta paz, están muertos. Muertos sin gloria. Olvidados. Los rojos ya no están en nuestra memoria.” (p. 287). 

sábado, 21 de septiembre de 2013

WILLIAMS Jhon, Stoner

              Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2010 (BUC 820-3 WIL, J)

            Creo que es la mejor novela que he leído en los últimos años, debido a la fuerza de su personaje central, el interés de su trama y la maestría que consigue en la forma de contar. Fue publicada por primera vez en 1965. Como la crítica ha señalado repetidamente, resulta sorprendente que, a pesar de su calidad, sea tan poco conocida.

            Jhon Williams, narrador y poeta, nació en Texas (1922-1994), desempeñó varios empleos en prensa y radio, y se graduó en la universidad tras enrolarse en el ejército para participar en la Segunda guerra Mundial. Se doctoró en 1950 y ejerció como profesor universitario hasta su jubilación.

            La historia relata el drama de un hombre tímido y despreciado, débil y fuerte a la vez, que se enfrenta a sus decepciones y fracasos con tanta resignación como resistencia. El profesor William Stoner mantiene durante toda su vida su empeño y vocación contra las muchas dificultades y humillaciones en el ámbito personal y profesional. El amor al estudio, a la literatura y a las palabras le sostienen y le compensan del menosprecio de los colegas y de los sinsabores con los estudiantes, la crueldad de su esposa -otro personaje muy poderoso y extraño-, el sufrimiento por la separación de su hija o la renuncia a su amante. No hay épica en su conducta, sino el destello de la verdad de una vida, una radical humanidad que nos conmueve.

            El retrato de esta persona tan desgraciada muestra las costumbres de la moral provinciana y los valores de la ética protestante, pero sobre todo hurga sin pudor en las emociones y los ambientes para presentarnos discursos y escenas inolvidables en relación con la familia, el amor, la guerra, el sexo o las aulas. Cualquier universitario se sonreirá con más o menos amargura ante la descripción del clima de la universidad en algunas de sus relaciones de poder, insidias y falsedades. En este último tema, destacaría como episodio magistral el que se refiere al más que merecido suspenso a un alumno protegido y arrogante. La celebración del examen, junto a los posteriores sucesos en el departamento, es una pieza única. Con un estilo impecable y dominio de la ironía, se nos muestra la lucha de nuestro protagonista contra la manipulación y el chanchullo, su victoria moral y la consiguiente degradación académica. No faltan detalles inesperados en la tensión narrativa, como el gesto de dignidad de un compañero que parecía más conformista y cobarde de lo que era o la utilización perversa de la propia discapacidad física de otro en beneficio de su despotismo y vanidad.

            La cita recoge una muestra de su áspera relación matrimonial, y advierto que esto es sólo el principio: 

            “Al mes sabía que su matrimonio era un fracaso, al año dejó de esperar que mejorara. Aprendió a callar y no persistió en su amor. Si hablaba con ella o la tocaba con ternura, ella se apartaba de él retrayéndose y se quedaba muda, hierática, y durante días se sumergía en nuevos límites de agotamiento. Debido a una cabezonería no pactada que ambos compartían, dormían en la misma cama, a veces de noche, dormida, se movía sin darse cuenta hacia él. Y, entonces, su determinación y conocimiento se disolvían ante su amor y él se movía hacia ella. Si ella estaba lo suficientemente despierta se tensaba y se ponía rígida, moviendo la cabeza hacia un lado en un gesto familiar y enterrándola en la almohada, soportando la violación. En esas ocasiones, Stoner desempeñaba el acto amoroso tan rápido como podía, odiándose por las prisas y arrepentido de su pasión. Con menor frecuencia ella permanecía medio aturdida por el sueño, entonces era pasiva y murmuraba somnolienta, no sabía si protestando o sorprendida. Llegó a ansiar aquellos momentos extraños e impredecibles, ya que en aquella aquiescencia narcótica del sueño cabía engañarse con haber sido correspondido de algún modo. (pág. 70)