jueves, 26 de septiembre de 2013

GÓMEZ ARCOS, Agustín, “El cordero carnívoro”

     Edit. Cabaret Voltaire, Barcelona, 2007. (1ª ed. Ed. Stock, 1975) (BUC. LHg, GOM, A.)

       Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933-París, 1998) es un autor muy reconocido en Francia, donde se instala desde el año 1968. Se dedicó también al teatro con gran éxito (Premio Nacional Lope de Vega en dos ocasiones), pero sus obras son prohibidas en nuestro país por la censura. Ésta es la primera novela que se traduce al español, casi 10 años después de su muerte y más de 30 desde su primera edición. Lo hace con un elogioso prólogo de otro famoso escritor de su misma orientación sexual, Luis Antonio de Villena.

       Es el relato más provocativo y escabroso que he leído sobre la homosexualidad y el incesto entre dos hermanos. Muy bien escrito, políticamente incorrecto y sin pelos en la lengua.
       Narra la vida de un muchacho desde su nacimiento hasta los 25 años.
      Ambientada en Andalucía, seguramente la ciudad de Almería, desvela de modo descarnado las relaciones sexuales y el amor prohibido. También reflexiona sobre la represión feroz tras la guerra civil, la religión y los curas, la falta de libertad o la miseria moral del Régimen…, entre otras infamias en la España de la dictadura franquista.

       La siguiente cita recrea con procacidad la escena del bautismo del protagonista:

       “Mientras realizaba aquellos ritos, mi hermano Antonio me acariciaba suavemente las nalgas y, con uno de sus dedos, buscaba con aplicación mi agujero más secreto. Me sentía invadido por el juego del placer y creo que algo parecido al éxtasis, me bañó la cara, ya que el señor cura dijo:
        -Veo, hijo mío, que empiezas a creer en Dios. Te conviertes en Su criatura.” (p. 196).

       En el siguiente párrafo, el personaje del cura Don Gonzalo, un momento después de intentar sodomizar al niño protagonista, le dirige, muy en la línea del nacional catolicismo ultra, estas palabras que me parece que no tienen desperdicio:

       “La mayoría de vosotros pertenecéis a familias sanas, que participaron y sacaron adelante a nuestra Cruzada. Pero hay algunos que, sin tener culpa de ello, proceden de ese tumor herético que extirpamos definitivamente del cuerpo de la nación en 1939. Así que a ésos me dirijo de manera especial. No quiero que la derrota familiar envenene su juventud. Por el contrario, la victoria de toda España –de la verdadera España- debe ser fuente de salvación. La paz que hemos construido con el esfuerzo de nuestras manos es para todos, ya que ahora estamos todos del lado de la verdad y de la justicia. Los que no querían esta paz, están muertos. Muertos sin gloria. Olvidados. Los rojos ya no están en nuestra memoria.” (p. 287). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario