viernes, 25 de agosto de 2017

SALAMANCA Pilar, Hijas de Agar

            El Desvelo Ediciones; El Legado del Barón, Santander, 2017. (Propiedad personal)
            
        Una obra original
        Directa
        Potente
        Lenguaje literario de alta definición
        Feminismo en estado puro

     Enérgico monólogo de más de 200 páginas que relata, con sorprendente agilidad en un río interminable de palabras, la justificación personal de una venganza y el alegato feminista desde la cárcel de una mujer condenada por homicidio. A la manera de Cortázar en Rayuela, pero aún más radical en la desobediencia a la sintaxis académica y a los signos de puntuación. Y lo mejor, sin perder sentido; más aún, en este caso la sucesión de la narración sin puntos ni comas logra elevarlo para presentarnos con mayor énfasis el dolor mental o la angustia de la soledad.

            En su discurso, la protagonista incorpora a la suya las voces de cuatro generaciones de su familia: Abuela, Madre e Hija, voces femeninas diferenciadas para denunciar el sometimiento de la mujer egipcia, por fuerte que ésta sea; para alzar su grito feroz contra la crueldad y los crímenes impunes de la sociedad patriarcal. No creo yo en la existencia de una literatura femenina, pero sí se puede hablar en ciertos casos, y éste es uno de ellos, de una especial sensibilidad de las mujeres escritoras para tratar y sentir determinados temas.

            Llama la atención la persistencia de una tensión narrativa constante, sobre todo porque no hay intriga ni misterio alguno que resolver, ya que el conflicto principal se revela en las primeras páginas. Es el interés por lo que esta mujer humillada y presa cuenta de modo muy especial lo que te mantiene en vilo. Y el que Pilar Salamanca sabe aderezarlo con imágenes y recursos de profundo calado: ya no palabras atropellándose sin poder salir de la boca sino nudos de saliva congelada enganchados al velo del paladar (pág. 188) las recuas de sus caballos bramando de pánico (pág. 191) sus ojos como los botones de un capitoné (pág. 205)

            Ambientada en Cairo, aborda sin ambages una amplia temática social de planos aterradores: abusos incestuosos, ablación, tortura, violencia, cárceles cloaca… y expresa  con singular emotividad actitudes y sentimientos como el valor y la resistencia, la vergüenza y el odio. Sorprende la franqueza inusitada en torno a la opresión de la mujer y sus temas colindantes, siempre censurados, como el acoso sexual, el adulterio imaginado o el asco atroz a cierto sexo matrimonial. Una muestra:

            Lo que me recuerda que en los primeros tiempos de nuestro matrimonio cuando tocaba justo lo contrario es decir cuando tocaba desvestirse yo me dejaba encima sólo el temblor y la verguënza pero Sadek no pestañeaba por más que ante sus ojos yo apareciera como una muñeca protegida por las telarañas o más bien como la sombra grotesca de un  deseo congelado mientras él no podía dejar de flotar hasta que con el paso de los minutos se iba haciendo más pesado y volvía a poner pie en tierra forzando la respiración para aparentar supongo algo de humanidad y no su ser de buitre carroñero y sólo este esfuerzo le hacía derramarse encima de mi piel sin llegar a y había que verme cuando daba un respingo al sentirme chorrear con su misma asquerosidad y claro está eran éstas una serie de ensoñaciones que se repetían con frecuencia acompañadas casi siempre por el recuerdo de gestos triviales como aquel de Fahmi sonriente en la tarde de su despedida inclinándose para recoger el chal que yo había dejado caer a propósito en el umbral de mi puerta toda su vida ya digo y también la mía concentrada en ese único gesto él sonriente agachándose una y otra vez para recoger mi chal mientras Madre nos observaba a los dos desde la ventana jugando a hacerse la distraída aunque enseguida ya estaba otra vez Sadek sujetándome y volviéndome de espaldas y entonces todo volvía a estar claro y confuso a la vez sus manos mi pelo desanudado el primer grito de pánico mis pies buscando el inútil apoyo del aire y también su olor a viejo aquella boca quemando mi cuello de bestezuela lampiña y trémula sobre la cama con ese aspecto irrisorio que tienen los cuerpos cuando están asustados
            Y después enseguida nació Maati y durante algún tiempo él me dejó tranquila (pág. 166)

            Por último, destacar la belleza de la edición de El Desvelo: cubiertas e interior, ilustraciones de pájaros símbolo, calidad y color del papel. Y el detalle novedoso de textos en el margen izquierdo de las páginas, que destacan en letras mayúsculas fragmentos del monólogo que así resaltan el alcance de su significado. Ignoro si es idea de la autora o forma parte de la labor de este editor cuidadoso. Es la primera vez que veo este  recurso y creo que queda muy bien en este sugestivo relato.


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