"Invasión de lectores" . Ilustración de Yuko Shimizu
El Taller de Literatura de Quima preparó
una celebración breve, pero intensa, para el 23 de abril 2015, el Día del Libro.
Un público amable llenó la sala y nos premió con sus aplausos y sonrisas.
La iniciamos con un pequeño homenaje a la
figura del escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido diez días antes, el 13
de abril de este año.
Tras
una reseña de su obra y el agradecimiento por su compromiso con los pueblos oprimidos
del mundo, dimos lectura a cuatro textos de prosa poética publicados, en una de
sus más reconocidas publicaciones: “El
libro de los abrazos”. Así, Cruz Seco leyó: “La función del arte”; Oliva
Martitegui: “La casa de las palabras”; Raquel Cuevas: “Los nadies” e Isabel
Tejerina: “Celebración de la fantasía".
A
continuación, presentamos 3 creaciones originales realizadas en el Taller de
Literatura para esta ocasión. La intención de todas ellas es animar a la
lectura y en los tres textos hemos utilizado, como intencionado recurso
expresivo, el uso y acumulación de
frases hechas. Éstos son los resultados:
“LEO, LUEGO EXISTO”
En mi vida no hay nada especial, vamos, que la fantasía brilla por su ausencia. Afortunadamente, están los libros que te
permiten vivir multitud de vidas ajenas y, así, hacer interesante la tuya
propia.
De niña me encantaban las historias de
princesas. La abuela, mujer de la vieja
escuela, siempre estaba ojo avizor:
-¡Por
el amor de Dios, pilluela, baja de
las nubes!
-¡Bueli, no me ralles! ¡Tengamos la
fiesta en paz y cada mochuelo a su olivo!
Gracias a los libros aprendí muchas
cosas y sobre todo a entender por qué la abuela los consideraba una pérdida de tiempo. ¡Qué vida tan perra le tocó vivir!
Siempre a trancas y barrancas, pasándolas canutas.
Cuando tenía más años que Carracuca y no
se podía mover, le leía la vida de los santos, y aunque no daba el brazo a torcer, descubrí que le encantaban. Con la edad se puso como una regadera, y yo, entre
las páginas de Santa Gema, metía novelas de Corín Tellado. Escuchaba sin rechistar, abría
unos ojos como platos, no daba
crédito a lo que oía. Luego, a la
primera de cambio, como el que no
quiere la cosa, decía:
-¡Ay
Dios mío! ¡Ver para creer!, que no gana una pa sustos, el mundu del revés, que aquí hay gatu encerrau. Pero sigue,
sigue otru pocu, hijuca, a ver qué pasa…
No
te lo pierdas, yo pensando que estaba un
poco pa’llá, y era yo la que estaba
en Babia.
Con
el tiempo y una caña he ido atesorando mis grandes escritores. De
toda la vida es que el saber no
ocupa lugar, que no es lo mismo
estar al loro que tener la cabeza a
pájaros, y dado que el que siembra
cosecha, al que entre libros se mueve resultará más difícil que le tomen el pelo, o que se la den con queso.
Como somos prisioneros de nuestras
palabras, así para romper el hielo,
se me ocurre a bote pronto, que
cuando tengas que hacer un regalo, regala un libro. Aunque tengas la certeza de
que no lo leerán. Tiempo al tiempo,
quien menos piensas pone una pica en
Flandes. Querer es poder y el papel todo lo aguanta, que lo sé de buena tinta, y al pie de la letra digo:
El que entre manos tiene un libro no
pasa la vida en balde, sino que vive
y deja vivir.
RAQUEL CUEVAS
“COMO DOS GOTAS DE AGUA: LA
PALABRA ES MAGIA”
A Dios gracias, el papel existe. De vez en cuando es nuestro mejor amigo. Cuando está escrito,
lo leo, lo disfruto, lo aprendo; desahogo mi alma. Bien para
decírselo uno todo, o para
despacito y con buena letra, jugar a que te cuento un cuento; de esos que sin pasar nada por alto me aventuro a contarte cada noche.
De golpe y porrazo, se me va el santo al cielo y no
sé cómo sigue, pero tú en tu inocencia haces lo posible por sacar
a relucir algo que me salve del apuro. Aunque lo paso
mal, porque a veces no recuerdo por donde iba, me digo: de perdidos al río.
La magia de lo escrito es un poco de todo: el sosiego del
cansado, la llamada al sueño solitario, y podremos llorar a lágrima viva o troncharnos
de risa.
Entre lobos y caperucitas, pedirte tiempo muerto es muy difícil. Tu memoria no tiene precio y, como nunca se sabe, por si acaso me tiro un farol y, sin
entrar en detalles, juego a ser artífice de tus fantasías.
Cuando seas grande podrás vivir para ver que, con paciencia y una caña, tú podrás escribir la mar de bien y eso te hará estar loco de contento. Te podrás
decir: ¡a vivir que son dos días!
Voy a echarle cuento a algo y echando
las campanas al vuelo dar más vueltas que una noria a mil pensamientos para, sin pasar la noche en blanco, poder
estar en la luna y
escribir los más lindos poemas aunque te
cueste Dios y ayuda.
OLIVA MARTITEGUI
En el Taller de Literatura de Quima, todas
coincidimos en que leer nos parece una forma de soñar para encontrar amigos
imposibles, viajar más allá de nuestras limitadas fantasías y divertirnos con
aventuras prohibidas. La pluma de los buenos escritores nos desvela misterios
que nunca descubriríamos sin su ayuda y nos regala linternas para iluminar el
camino de la vida.
Quienes hemos descubierto la literatura como
placer, y como vicio, queremos compartirlo con vosotras. Seguro que todas
coincidimos en que es una verdadera pena que otras se lo pierdan y no cejamos
en el empeño de invitarles a conocer ese maravilloso universo de ficción, en el
que nos refugiamos de un mundo hostil o donde buscamos respuestas a tantas
preguntas. Porque, además, la literatura, resulta muy entretenida, así que, sin
renunciar a otras distracciones, no podemos pasar sin ella.
Para no dar mal ejemplo, también yo misma he escrito, con
el recurso del uso de frases hechas, esta pequeña broma:
“LEER,
O NO LEER, ÉSA ES LA CUESTIÓN”
“Soy un libro abierto. Si lo que quieres es
no pensar, pasa de largo.
Pero,
Si no quieres dejar tu
suerte a la buena de Dios, hablar por hablar o ser cabeza de turco,
Si no quieres parecer un pobre diablo, una veleta o una marioneta,
Si no quieres ser un tonto de capirote, un pardillo o una cabeza de chorlito,
Si no quieres andar a la caza de grillos, marear la perdiz o comulgar con ruedas de molino,
Si no quieres dar palos de ciego, que te tomen por el pito del sereno o que te la den con queso,
Si no quieres que se te suban a las barbas, te traten como a un trapo o te hagan la cama,
Si no quieres ser un muermo, aburrirte como una ostra y no
comerte una rosca.
Y,
Si pretendes saber lo que vale un peine y quieres verlas venir,
Si quieres dar en el clavo y cortar el bacalao,
Si quieres sacarle jugo a la vida o renacer de las cenizas,
Si quieres llorar a mares o partirte de risa,
Si quieres con otros arrimar el hombro y ponerte el mundo por montera,
Si aspiras a convencer y no sólo a vencer, aprende a
conjugar el verbo leer.
Piensa que quien tiene un libro tiene un amigo, y quien tiene un amigo tiene un tesoro, así que puedes hacerte rico de una sentada y sin dar un palo al agua.
Y
para ir abriendo boca y que todo funcione a pedir de boca te invito a
releer o descubrir algunas páginas de la biblioteca del Centro Quima con
historias memorables que te harán la
boca agua: “La Regenta” de Clarín, Madame Bovary de Flaubert, “La
metamorfosis” de Kafka, ”Los santos inocentes” de Miguel Delibes, “Las cenizas
de Ángela” de Frank McCourt, “Conversación en la catedral” de Vargas Llosa, “La
historia interminable” de Michael Ende, etcétera, etcétera, etcétera.
ISABEL TEJERINA
Monitora del Taller de Literatura de
Quima
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