lunes, 7 de enero de 2013

FRAUDE EN "VILLA MISERIA"


FRAUDE EN “VILLA MISERIA”

                                    Por ISABEL TEJERINA LOBO

 
                  (Taller de Dramaturgia de Juan Carlos Rubio. Palacio de Festivales. Marzo de 2009)

 

ACTO ÚNICO

 
          (Despacho en un modesto juzgado de pueblo en cualquier provincia de España.

          Es de reducidas dimensiones Paredes encaladas, estanterías abarrotadas de libros y papeles. Una mesa grande con sillón de madera, una silla ante ella. Ordenador y teléfono, pilas de documentos. Primera hora de la mañana de un día gris de invierno.

            Sentada en el sillón, una mujer joven, menuda. Va vestida con pantalones tejanos, americana de sport y botas de tacón bajo. Tiene aire y ademanes dulces, pero es muy decidida y resuelta. Es la jueza, se llama Andrea Martínez.

            Por el lateral,  entra el secretario del juzgado en el despacho. Se dirige hacia la mesa. El secretario es un hombre de mediana edad, más bien gordo, aire campechano y atuendo informal. Se llama Francisco Frutos) .

 
ANDREA

Buenos días, Francisco. (Le indica que se siente). Perdone que le llame con estas prisas, pero tengo que encargarle una tarea que no puede esperar.

FRANCISCO

Bueno…!! (Lanza un bufido) Pues tengo yo hoy un día… además de una cantidad enorme de trabajo atrasado, señoría, ya lo sabe usted.

ANDREA

Lo sé, lo sé. Tendrá que dejarlo todo y ponerse a esto.

FRANCISCO

¿Tan importante es?
 
ANDREA

Importantísimo. De momento, necesito que compruebe hoy mismo este listado de contratos de trabajo y de pagos a la Seguridad Social.

                 (Le entrega una montaña de expedientes)

 
FRANCISCO

¡Madre mía! ¿Qué es esto? Perdone usted, pero si no me da más datos.... (En tono tajante y un poco chulesco), no voy a poder empezar y menos aún terminarlo hoy.

ANDREA

Oiga usted Francisco, no me ponga tantas pegas desde primera hora de la mañana. Le voy a decir una cosa: usted a lo mejor se piensa que porque soy joven voy a permitirle faltarme al respeto así como así.  Se equivoca de medio a medio. Va a usted a revisar esos expedientes y lo va a empezar de inmediato.

No obstante, como va a resultar necesario para que comprenda la importancia de su misión, le voy a adelantar un detalle fundamental. Se trata de un posible fraude y además de una enorme envergadura.

FRANCISCO
 

                 (En un tono que pretende restar importancia a la pregunta)

 
¿Un posible fraude? ¿A quién? (Pausa) Y todos estos nombres ¿a quiénes corresponden? ¿A las víctimas?

 
ANDREA

Le parecerá increíble, pero esos nombres son los presuntos implicados. Son nada más y nada menos que 1700 vecinos, todos  de este pueblo.

 
FRANCISCO

¡¡ Pero eso es imposible!! Si este pueblo, y contando a los que sólo vienen cuatro días en verano,  tiene 4.000 habitantes. No me lo puedo creer. Tiene que haber un error. Y de los gordos.

ANDREA

Eso pensé yo también al principio. Qué más quisiera yo que no fuera cierto. (Pausa).  Se trata de un fraude a la Seguridad Social. Una trama bien urdida que lleva funcionando varios años y en la que hay varias empresas de construcción responsables directas de la estafa. Todas estas personas han pagado 1200 € a cambio de un contrato falso de trabajo y eso les ha permitido cobrar durante meses el subsidio de desempleo.

FRANCISCO

¡Santo cielo! Pero cómo va a ser posible semejante estafa con los controles que hay hoy en día? ¿Usted sabe lo que está diciendo?

ANDREA

Lo sé.

FRANCISCO


Perdone que se lo diga, pero... con toda franqueza..., usted no tiene mucha experiencia judicial, casi acaba de iniciar su carrera… me permito aconsejarla que vaya con sumo cuidado. Esto puede ser una bomba en el pueblo y si luego se demuestra que no es cierto…

ANDREA

Mire usted, Francisco, no se confunda de nuevo. Soy muy rigurosa en los procedimiento, más que muchos veteranos. Así que no se preocupe por mí, y ocúpese de hacer bien su cometido.
 

                (Andrea se levanta y se acerca a Francisco, quien permanece sentado).

 

FRANCISCO

              (Se levanta. Tiene el gesto contraído por la rabia, pero intenta disimular y habla en tono suave, fingidamente amable)

 
Disculpe si la he ofendido, no era mi intención. Pero es que tampoco no me he encontrado con algo así en toda mi vida. ¿Y cómo piensa proceder?

ANDREA

Voy a citarlos de cien en cien en cuanto usted compruebe los datos.


FRANCISCO

¡Madre del amor hermoso! No van a caber en el edificio; no puedo ni imaginarme el follón que se va a organizar… Esto requiere una organización impresionante y unos recursos que no tenemos.
 

ANDREA

Entonces, como es mucho jaleo, lo dejamos ¿no?

FRANCISCO

No quería decir eso, lo que planteo es que esto no se puede improvisar.

ANDREA

Nadie ha hablado de improvisar. Yo asumo la responsabilidad y solicitaremos más medios, todos los que sean necesarios.

FRANCISCO

Tiene usted razón, si al final lo de menos es el trabajo y el atasco fenomenal que se va a montar aquí.

ANDREA

Manos a la obra entonces. Ya estamos perdiendo demasiado tiempo. Si esto se demora,  los especuladores pueden enterarse que estoy encima y destruir las pruebas.

FRANCISCO

Sí, si enseguida voy. Pero déjeme decirle una cosa más.

 Lo que más me preocupa  es el drama humano que hay detrás de esto. A los empresarios, a los cabecillas  que los emplumen, que se pudran en la cárcel. Son unos estafadores sin escrúpulos que se aprovechan de la miseria y de la ignorancia de la gente. Pero, ¿qué pasa con los demás? Son gente humilde, no hay trabajo en ninguna parte, piense en su desamparado, la mayoría no saben leer ni escribir ni tienen donde caerse muertos. Señoría, piense que no en vano a este pueblo le llaman “Villa Miseria”.

Me está usted hablando de una estafa de supervivencia que no les saca de nada. Ese subsidio miserable, al lado de lo que roban todos los días los políticos corruptos y los especuladores del ladrillo, es el chocolate del loro…

ANDREA

¿Qué me quiere usted decir exactamente, Frutos?
 

FRANCISCO

Pues mire usted: a mí la verdad, cuando el hambre acucia, y más si es la de niños, me parece que para un padre desesperado …, menos matar… qué quiere que le diga... estamos hablando de un robo menor, de un dinerillo para ir tirando de mala manera; no sé si me explico… a mí me asaltan muchas dudas, se lo digo con el corazón.

ANDREA

Es una situación tremenda. ¿Cree que para mí esto es fácil? Llevo sin dormir una semana, pero ya he tomado una decisión. Por duro que resulte, no podemos defender la impunidad. La del rico todo el mundo la tiene clara, pero es que la del pobre tampoco se puede ignorar. No es justo para los que también lo pasan mal y no delinquen. Si permitimos su proliferación masiva sería el caos ¿no le parece?

FRANCISCO

Claro, claro, hay que ver todos los ángulos de las cosas, pero es que me cuesta condenar a la gente que no tiene nada, que nunca ha tenido una oportunidad en la vida. Por eso se lo digo.

Por otra parte, si se demuestra que estos parias tienen alguna culpa, que lo pongo yo muy en duda… ¿usted se lo ha pensado bien? Quiero decir, si efectivamente se comprueba el delito de esta pobre gente ¿qué piensa hacer con ellos? ¿Qué paguen una multa? Pero si no tienen un duro… ¿meterlos a todos en la cárcel?  Yo, además, pensaba que usted era de izquierdas…

 
               (Andrea hace un gesto para detener su verborrea. Pero Francisco sigue hablando sin freno).

 

La verdad le digo… No puedo entender por qué hace esto, más de uno va a pensar que no es por administrar justicia, sino por afán de notoriedad, por conseguir un prestigio nacional ante un escándalo de esta envergadura…

 
ANDREA

Usted qué es: ¿un cínico o un  ingenuo? Voy a pasar por alto la última descalificación sobre la búsqueda de un éxito personal. Me parece indignante y revela lo poco que me conoce. Decirle solamente que tiene usted unas ideas muy peregrinas sobre la izquierda y sobre la justicia. Y confunde abiertamente el sentimiento con la sensiblería.

 
FRANCISCO

Oiga, señoría, yo sólo pretendía hacerle ver…

 
ANDREA

Se toma usted muchas atribuciones y libertades que no le corresponden. Por otra parte, ocurre que lo que usted ve es una imagen parcial y muy cómoda de la realidad. A ver si se cree que yo no pienso en ese padre con niños pequeños, en esa madre que no tiene qué poner en la olla, en esos jóvenes sin futuro ni esperanzas… Jamás les olvido, sépalo usted. Lo que ocurre es que yo no me puedo permitir el lujo de participar de sus cómodos tópicos.

 
FRANCISCO

Perdone, no sé de qué tópicos me habla.
 

ANDREA

Se lo voy a explicar. Y de verdad que parece mentira que un secretario de justicia de su veteranía no tenga aún esto claro. Nuestra obligación es hacer respetar las leyes y administrar la justicia. Yo también creo que la justicia es parcial e imperfecta, y me indigna que tantos delitos graves queden impunes, se lo aseguro. Pero la ley es universal o no es ley, es para todos ¿entiende? Estas personas son pobres, pero no tontos. La gran mayoría sabía perfectamente que firmaba un documento falso. La ley es para los peces gordos y también para los peces chicos ¿Me sigue usted?

 (Francisco asiente).

 
Los pequeños delitos de los ciudadanos de a pie hacen mucho daño a la colectividad, aunque casi nadie se lo crea. Los descalabros en la economía del país arrastran a millones de víctimas invisibles, y muchas de ellas tan débiles y necesitadas como las que usted quiere amparar.

Cuestión distinta es la pena de cada uno de los implicados. Los cabecillas son los principales responsables y beneficiarios, no hay duda de ello, y lo tendrán que pagar muy caro. Sopesaremos con sumo cuidado qué hacer en cada caso. No es asunto menor y en buena parte la justicia depende de la calidad de la investigación. Yo confiaba en usted para culminarla con éxito, pero, la verdad,… estoy empezando a dudar de su firmeza, incluso he llegado a pensar que tiene algún interés en que este asunto no se destape…
 

FRANCISCO

¡Señoría! Me está usted ofendiendo. Si me permite, voy a retirarme y comenzar ahora mismo con las comprobaciones pertinentes.

 
ANDREA

Por ahí podíamos haber empezado. Retírese, y no se enfade, hombre. Eso sí, quiero el informe mañana a primera hora.

 
                 (Sale el secretario. A los pocos segundos, se oye en “off” su voz al teléfono. Habla rápido, nervioso, pero con gran firmeza)

 
FRANCISCO

Damián, soy Paco Frutos, avisa urgente a Carlos Artero y a los demás. La cosa está que arde. La jueza está sobre el tema; de un momento a otro va a empezar a detener y a tomar declaración a los vecinos. He intentado convencerla de todas las maneras y no ha habido forma. Está decidida a ir hasta el final. Yo me encargo del expediente...
 
 Quiero proponer 3 opciones para debatir en el Taller:
 

 1º cierre.- Yo me encargo del expediente, pero vosotros tenéis que ocuparos de ella. Una última cosa..., que no sufra. En el fondo me cae bien.

 

2º cierre.- Yo me encargo del expediente, vosotros id a la salida del colegio. Los niños de Infantil salen a las cinco en punto.

 
3º cierre- Yo me encargo del expediente. Vosotros, del resto. Es el momento de publicar aquella acusación de cobros irregulares que tuvo hace un par de años. No era muy consistente, pero tal como está el patio político, seguro que conseguimos que la releguen del caso. Mantenme informado. Adiós.

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