VARGAS LLOSA, Mario, La verdad de las mentiras, Alfaguara, Madrid,
2002.
(BUC. 82-3 VAR, M.)
Este
libro agrupa recensiones de treinta y cinco novelas sobresalientes del siglo XX,
las cuales aparecen en su orden cronológico de publicación. Se inicia con El corazón de las tinieblas de Conrad
(1902) y culmina con Sostiene Pereira
de Tabucci (1994).
Son
críticas profundas que contextualizan bien la obra en su tiempo y la proyectan
en el actual, relacionándola con otras creaciones y analizando su técnica y su
contenido desde muy diversos aspectos. Las ideas y opiniones del autor se
manifiestan y argumentan con profusión. Así, su defensa de la libertad
individual a todo trance; también su desencanto y rechazo actual respecto a las
ideas revolucionarias se sobreentiende o queda explícito.
El
gran escritor de novelas, que para mí han sido tan reveladoras como La ciudad y los perros, La casa verde,
Conversación en la catedral o La
fiesta del chivo, demuestra también como
crítico la fuerza de su pluma magistral, aunque a algunos de sus muchos
admiradores nos disguste que haya cambiado tanto las ideas progresistas de
antaño y no deje de sorprendernos con sus alegatos en favor del capitalismo
neoliberal o por su fervor hacia la política de Margaret Thatcher. El caso es que las
glosas aquí recogidas están tan bien escritas que, en lugar de animarme a la
tarea, me han desmoralizado un poco para realizar mis humildes comentarios.
Seguro que, si no me olvido de su modelo, me van a resultar inevitablemente
superficiales e incompletos.
La compilación de
críticas literarias está compuesta a lo largo de varios años y firmada en
diferentes ciudades y países donde Vargas Llosa ha residido: Lima, Tumbes,
Washintong, París; la mayoría se localizan en Londres.
He leído solamente los
ensayos referentes a las novelas más recordadas y disfrutadas por mí, entre
otras: Un mundo feliz de Huxley, El extranjero de Camus, El viejo y el mar de Hemingway, El cuaderno dorado de Lessing, Opiniones de un payaso de Böll o Sostiene Pereira de Tabucci.
Contiene el volumen un
prólogo apasionado sobre el sentido de la ficción, precisamente el que recoge
el título del libro, y un epílogo sobre la literatura y la vida, donde insiste
con lucidez en las razones del placer de la lectura.
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