sábado, 1 de junio de 2013

EL DEBATE CULTURAL DE SANTANDER

UN ERROR IRREPARABLE Y LUCES EN LA SOMBRA

       ISABEL TEJERINA

      Profesora y actriz aficionada


      (Artículo publicado en el Diario Montañés el 29 de mayo de 2013)

                Este debate nació como reacción ante un informe encargado por el propio Ayuntamiento, ya que en el mismo –qué osadía- se señalaban algunos lastres de la vida cultural santanderina. Una muestra de la resistencia a la crítica que ostentan quienes administran nuestros presupuestos, acostumbrados como están a las alabanzas y al servilismo de las camarillas de turno.

                Las opiniones vertidas  sobre el futuro están sirviendo para olvidar el pasado reciente. Una gran pantalla que ha desviado el foco de atención sobre la ubicación del Centro Botín. La última paletada en el entierro de la polémica sobre una decisión que transformará para siempre la belleza de nuestra bahía. No ha habido manera de que el insigne banquero se convenciese de que ésta era una oportunidad histórica para hacer algo realmente valioso por su ciudad, situando su edificio en otro lugar, en una zona hoy deprimida, pero de enorme potencial estético y urbanístico: el entorno de la Biblioteca Central. El que realmente manda en Cantabria podría haber unido con facilidad mecenazgo y verdadero progreso de la capital y aprovechar la ocasión para redimirse ante el pueblo de algunos de sus pecados financieros. Ha optado por un gesto narcisista y prepotente, que nuestros políticos tiralevitas le han aplaudido. Coincido con otras voces en que se trata de un inmenso error.

                Por otro lado, más allá, o más acá, del macro diseño de anillos y ejes estratégicos de la cultura institucional y subvencionada, cuya realidad es posible que nunca traspase las fronteras de la pura especulación, quisiera destacar muy en positivo la energía e iniciativa de gentes sin nombre, la presencia real de los muchos amantes de la cultura que cada día la ejercen por puro amor al arte. Cientos de aficionados a la música, la fotografía, el cine, la pintura, la literatura o el teatro, que no se llaman a sí mismos artistas, pero que crean cultura, muchas veces de indudable calidad, en barrios, foros alternativos, blogs, talleres, tertulias, etc. Surgen espacios por doquier para unos creadores que no sólo no reciben ayuda alguna, sino que bastantes veces han de poner su dinero propio para cumplir sus ansias artísticas. Y cuyo número crece precisamente en época de crisis. Porque en medio de la involución económica y política que padecemos, la cultura nos es más necesaria que nunca: nos ayuda a respirar, a pensar y a soñar.

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